En esta zona de la ciudad, los pichones ya vivían antes de ser transformada una y otra vez.
El lugar ha sido cambiante en sus jardineras, pero en esta ocasión cambio drasticamente y los pichones perdieron su lugar de descanso para obtener uno nuevo paisaje, el distribuidor vial.
Ahi ahora hay una fuente donde pueden beber agua y donde algunos visitantes les comparten migajas de pan o arroz en algunas ocasiones.
La nueva infraestructura ahora alberga a una pequeña comunidad que se aferra a su lugar de descanso, que viaja por la ciudad en busca de sustento, pero regresa en las tardes a descansar en las trabes del distribuidor.
Estos pichones se veían en decenas aquí volando y caminando en las aceras y jardineras en el 2010 y ahora aunque son menos, se les sigue viendo y acostumbrándose a un nuevo lugar.
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